Era 2008, en esa temporada pasaba más tiempo con mi primo porque Gerardo había empezado a salir con una chica de primero, nosotros éramos los responsables de eso. Habíamos estado molestándolo, insistiendo en que debía estar con ella porque —según nosotros— eran el uno para el otro. Empezó como un juego, pero ahora se había vuelto algo real. Las siguientes semanas dejamos de pasar tiempo con él, hasta entonces entendí cómo se sentía, o cómo se sintieron ellos cuando me alejé. En nuestro grupo de amigos no había un líder, pero si hubiese habido uno, estoy seguro de que nuestro líder habría sido Karla o Gerardo, no yo. Quizás parezca que yo soy el protagonista de todas estas anécdotas, la verdad es que no fue así. Siento que las vidas de mis amigos fueron mejores que la mía, solo escribo mi percepción de las cosas y esto no significa que yo haya sido el Dawson Leery, el Ryan Atwood o el Lucas Scott de “la serie” de mi vida. En mi opinión Karla y Gerardo tenían una vida más interesante, especialmente Karla. Es decir, ella era una chica genio, tenía las mejores calificaciones, era mejor que yo con los videojuegos, soportaba más dolor físico que nadie, era hija única, sabía lo que era vivir en un lugar diferente. Era buena en matemáticas, ajedrez y oratoria. Incluso había ido a un concierto de Cerati en 2003. No sé qué piensen ustedes, pero yo quisiera haber tenido todo eso, pero especialmente, me habría gustado tener unos padres como los suyos. Mis padres me tratan como a un extraño.
Estoy seguro de que nunca les he hablado de Sofía. Casi no hablo de ella, y hay una razón para no querer hablar de ella. Karla y yo molestábamos a Gerardo desde que ayudó a Sofía, la situación fue así, ella no podía abrir un candado de la bodega donde guardaban los productos de limpieza. Ese día Sofía estaba usando un abrigo rosa, una blusa negra, una falda rosa, medias negras y unas botas rosas, Gerardo, como de costumbre, estaba usando ropa negra. Verlos juntos generaba una sensación de que estabas viendo a una pareja de alguna serie o película, me refiero a que se veían bien estando juntos, incluso siendo tan diferentes. Eran como Edward Scissorhands y Kim Boggs. Ella estaba en primero, nosotros en segundo, después de unas semanas de burlas Gerardo empezó a expresar lo que sentía. Decía "¿verdad que es linda?" o "¿creen que tenga novio?". Creo que la presión que ejercimos Karla y yo tuvo resultado, ya que ahora parecía estar enamorado. Karla y yo acordamos ayudarlo a hablar con ella y claro, invitarla a salir. Lo que comenzó como una broma se había vuelto algo real; no queríamos que saliera lastimado y esta situación nos hacía sentir miedo, no sabíamos si hicimos bien o mal. Sofía era más bajita que nosotros, en esa época Gerardo ya era más alto que nosotros; a ella le gustaban cosas que a nosotros no, nosotros éramos tolerantes, pero no queríamos entablar una amistad con alguien así. Ella era — en palabras de Karla — una pop tart de fresa; no demostramos lo que sentíamos, eso habría sido el colmo, ¿primero le insistimos en que eran una buena pareja y ahora queríamos separarlos?, no, eso no sucedería. Sofía era la hija mayor, solo tenía una hermana tres años menor. Sus padres estaban divorciados, a ella le gustaba recibir mucha atención, por eso era la popular de su salón. Una vez tuve una discusión con ella sobre si Spider-Man 3 era mala o buena, yo creía que no era mala. Su comida favorita era el Spaghetti, eso era lo único en común que tenía con Gerardo. Usaba maquillaje con brillos, usaba estrellas pequeñas cerca de los ojos, esto la hacía verse aún más engreída. Hablaba con un acento molesto, como si se creyera una celebridad, sus películas favoritas eran las que tenían tramas del estilo de Mean Girls. A pesar de eso, creo que sí sabía de cine.
Comenzaron a salir en octubre de 2008, me sorprendió verlos besándose, así fue como Karla y yo nos enteramos. También nos sorprendió que no nos haya dicho que ya estaban juntos, los meses anteriores nos habíamos visto pocas veces y solo hablábamos de forma un poco superficial. Hace unos años le pregunté por qué no nos dijo que él y Sofía eran pareja, dijo que ni siquiera él supo el momento exacto en que comenzaron a salir de forma oficial, solo la besó y de pronto ya estaban en una relación. Dijo que le parecía que ya éramos muchos en el grupo, que quería su espacio y que entre más se alejaba más le costaba hablar sobre esas cosas sin sentir vergüenza. Creo que a Gerardo no le gustó que mi primo Eduardo se uniera a nuestro grupo de amigos. Tuvimos esta conversación en mi sala en el año 2017, en ese día él había estado bebiendo, pero supo cuál era mi intención al hacer esas preguntas y fue sincero. Creo entenderlo, me pasa que a veces dejo de escribirle a algunas personas y cuando me escriben no sé qué decir, y no es que no haya nada que decir, es solo que siento que la conexión se ha debilitado y debe regresar a la normalidad antes de volver a ser tan amigos como antes. Sucede algo parecido cuando no veo a alguien, pasan los meses y cuando nos reencontramos siento vergüenza y me comporto como un extraño.
Volviendo a 2008, una tarde acompañé a Gerardo a casa de su novia, no quise cuestionarlo ni rechazar su invitación, la verdad es que extrañaba mucho pasar tiempo juntos. Estuvimos platicando como por 20 minutos mientras caminábamos, hablamos sobre todo, me preguntó si todavía sentía algo por Alicia (la chica nueva y que ahora era nuestra amiga), también me preguntó si Emma y yo ya habíamos hecho "ciertas cosas", también me contó sobre cuánto extrañaba cómo era su hermano, ya que en estos últimos años había cambiado mucho. Hasta yo lo extrañaba, me gustaba jugar Xbox con ellos, y que su hermano Héctor nos comprara pizza o hamburguesas, ahora era el zombi de Jenny, a quien Karla llamaba "la gótica satánica". Después de un rato me dijo cuál era la razón de nuestra salida, parece que estaba dudando de su novia, creía que lo engañaba o que al menos estaba ocultándole algo. Dijo que casi no quería salir con él y que siempre ponía pretextos, dijo que ya no le demostraba mucho afecto e interés. Llegamos a su casa; Sofía vivía en una casa grande, allí vivían sus abuelos, su tío, su hermana menor y su madre. Creí que saludaríamos y nos invitarían a pasar, pero ese no era su plan. Él había ido allí para espiarla, y parece ser que yo también. Estuvimos ocultos, a un costado de su casa había una barda con enredaderas, la barda tenía pequeños orificios que tenían figuras ornamentales, por dentro del terreno habían bugambilias. Estuvimos allí por aproximadamente una hora, hubo un momento en que olvidamos el motivo de estar allí y comenzamos a hablar sobre todo, fue entonces cuando me dijo que estaba considerando irse a la capital del país a vivir con su padre. Era la primera vez que lo mencionaba, actué normal, como si hubiésemos hablado sobre su padre un millón de veces (era muy raro que él quisiera hablar sobre sus padres). Escuchar eso me hizo sentir miedo, sentí que este barco estaba hundiéndose, ya casi no pasaba tiempo con él. Karla estaba con Eduardo, Naomi y yo ya no habíamos salido juntos desde que empecé a salir con Emma; y Emily se había olvidado de mí. Le pregunté por qué quería irse, me dijo que ya estaba cansado de este "pueblo", así es como él llamaba a nuestra ciudad.
Quería preguntarle más, pero fuimos interrumpidos por un grito, era un insulto para Sofía. Su madre la trataba muy mal, en ese momento creímos que había hecho algo malo, como olvidar alguna tarea o quizás había respondido de forma grosera. Pero no, su madre era así. Nos quedamos lo suficiente como para que yo empezara a sentirme mal por cómo la trataban, nunca antes había sentido empatía por ella, y ahora estaba allí sintiendo ganas de abrazarla y decirle "no escuches a tu madre, eres valiosa". Nos fuimos antes de que nos descubran. El regreso fue algo silencioso, solo hablábamos de cualquier tema durante 2 minutos y luego nos quedábamos sin qué decir. Me acompañó a casa, me dijo “gracias”, y luego me pidió que no le cuente a nadie lo que habíamos visto. Nunca antes había tenido que pedirme confidencialidad, esta vez lo hizo, eso me hizo darme cuenta de que no solo estábamos distanciados, sino que también la confianza estaba menguando un poco. Cumplí mi palabra y no se lo conté a nadie, ni siquiera a nuestra amiga Karla.
Los últimos meses de 2009 Gerardo había comenzado a pasar mucho tiempo con su entonces novia, Sofía, también con su nuevo amigo, Oliver (todos le decían Oli; les recuerdo que él es el hermano gemelo de Alicia). En 2017 tuve la oportunidad de hablar con Gerardo y le pregunté por qué nos reemplazó con él. Me respondió “porque me recordaba a ti”. En Octubre de 2009 Gerardo dejó de hablarme, no demostró su enojo con alguna mirada o con insultos ni de forma física, solo dejó de hablarme. Cada vez que intentaba acercarme y preguntarle qué estaba pensando él se iba o fingía estar ocupado. Semanas después Alicia me pidió hablar con su hermano, dijo que él sabía algo, obviamente ella no creyó lo que su hermano le había dicho, ella me conocía bien. Así que un día fui a hablar con Oli, en un momento cuando Gerardo no estaba cerca. Me dijo que Sofía le había dicho a Gerardo que yo estaba interesado en ella y que le había dicho que me gustaba mucho. Dijo “Gerardo dice que lo traicionaste”. Después de escuchar a Oliver me sentí más confundido. Oli aprovechó cualquier oportunidad para crear más malentendidos, lo odié durante mucho tiempo. Hace poco me encontré con él, fue durante la pandemia y no me reconoció porque traía cubrebocas, me saludó de una manera muy formal, estuve a punto de decirle quién soy, pero no quise iniciar una conversación con él. Karla quiso hablar con Gerardo y decirle que no había nada entre Sofía y yo, no dejé que lo hiciera, confié en que algún día descubriría la verdad por sí solo. Quizás se pregunten por qué creyó esa mentira, si se suponde que éramos los mejores amigos. Sofía y yo nos llevábamos bien, a veces me saludaba y trataba de averiguar si él la estaba engañando o también me pedía consejos para entenderlo mejor. A veces hablábamos sobre cine, aunque Gerardo ya se había alejado de nosotros (Karla, Eduardo, Alicia y yo) aún nos encontrábamos en algunos lugares, como en el puerto, en el cine o en alguna pizzería. La última vez que esto sucedió fue en una función de cine, fuimos a ver Jennifer’s Body. Nos encontramos al salir de la sala, reímos y bromeamos un poco, luego volvimos a separarnos. Recuerdo que Eduardo y yo habíamos estado esperando mucho esa película solo porque en ella salía Megan Fox, mientras Lui estaba completamente enamorado de Emma Roberts, nosotros estábamos enamorados de Megan Fox. Teníamos la edición de octubre de Rolling Stone, en ese número ella aparecía en la portada. No nos juzgues, éramos adolescentes con las hormonas algo alborotadas.
No quería que Gerardo creyera que había algo entre su novia y yo, les aseguro que siempre fui amable con ella, solo eso. Cuando Sofía me veía se acercaba sigilosamente por detrás y me tapaba los ojos, después preguntaba con su voz ronca “¿quién soy?”. Con Karla hacía algo parecido, solo que a ella le hacía cosquillas, esto no era de su agrado. Cuando estábamos solos Karla me decía “una más y la mato”, fueron más de una y nunca la mató, supongo que no tuvo el valor o quizás no se le ocurrió una forma de asesinarla y hacer que parezca que fue un accidente. Ahora que escribo esto pienso que Gerardo sí pensaba que había algo, nunca lo dijo, solo era un poco más rudo con sus bromas. A veces decía cosas que me hacían quedar mal, o que demostraban que quería hacerme enojar, pero no lo hacía de manera descarada, era más bien de una forma sutil.
De vuelta al colegio ocurrió algo inesperado, si fuese una película esto habría sido un giro en la trama digno de M. Night Shyamalan. No sé por dónde comenzar, bueno, sucedió que Sofía acusó a Gerardo de abuso sexual. Lo supimos porque tuvo que faltar varios días para ir a testificar, nadie en nuestra clase creyó una palabra de Sofía. Obviamente Karla, Lui, Eduardo, Alicia, Eliza Cuts y yo tampoco creímos que Gerardo hiciera algo así, todos nosotros estábamos en contra de esas cosas, pero era imposible creer que él fuera capaz de algo así. No quise hablar con él, supe detalles del proceso legal gracias a Oliver y Karla, ella sí pudo hablar con Gerardo. No tuve el valor de hablarle, siempre digo que no me importa ser rechazado pero la verdad es que sí, me duele que alguien no quiera responderme o confiar en mí. La mayoría de los alumnos de nuestro colegio creyó la versión de Gerardo, también hubo quienes lo insultaban. Todo sucedió (según lo que me contó Oliver) porque Sofía y Gerardo tenían relaciones en casa de ella, alguien se enteró de eso y se lo dijo a sus padres. Al parecer se filtraron fotos de Sofía desnuda, no sé cómo sucedió, quizás alguien las robó de su celular. Gerardo nunca recibió estas fotos, así que creyó que ella lo estaba engañando. A pesar de eso, él decidió ayudarla a afrontar esa situación, le propuso decirles la verdad a sus padres. Ella no quiso hacerse responsable de sus actos, así que se le hizo fácil acusarlo de abuso sexual. Dijo que él la forzó a muchas cosas. Es increíble cómo creyó que esta era la forma correcta de lidiar con la vergüenza.
En junio de 2010 Gerardo logró probar su inocencia, fue gracias a unas cartas de Sofía, en ellas se leía que era ella quien comenzó a planear esa clase de encuentros íntimos. Al principio su familia hizo todo lo posible para probar que esa no era su letra, se esforzaron tanto que parecían ridículos. Un día Gerardo llegó al salón y dijo: “¡Gané!”, todos aplaudieron, incluso nuestra maestra favorita interrumpió la clase para escucharlo. Nos contó todo el proceso y cómo tuvo oportunidad de ejercer algo contra Sofía, eligió no hacerlo. Aun así, él recibió una orden de restricción, con ello una serie de directrices cuyo propósito era evitarle problemas. Nosotros no podíamos estar más felices, teníamos ganas de decirle a todos que lo sabíamos, que siempre supimos que era inocente y que nunca dudamos. Ese día tuvo la oportunidad de irse temprano, pero decidió quedarse, en el receso no volvió a estar con Oliver. No estoy diciendo que se ignoraron a partir de ese momento, solo no volvieron a pasar tiempo juntos, siguieron saludándose, pero ya no eran tan unidos, desde que inició ese proceso Oliver comenzó a pasar más tiempo con otras personas y dejó de ser tan idiota. Después de esto Gerardo volvió a pasar tiempo con nosotros y volvimos a ser mejores amigos y vivimos felices para siempre. De acuerdo, eso último no ocurrió, me refiero a que a pesar de que supo que nunca intenté quitarle a Sofía no volvimos a ser amigos, no seguimos pasando tiempo juntos ni vivimos días felices. No me odiaba, pero tampoco me necesitaba. Después de eso hablé con él, le dije que aquel rumor nunca fue cierto, respondió: “Sí, ya sé”. Seguimos coincidiendo en el colegio (solo unas semanas, pues estábamos a punto de terminar la secundaria), a veces se sentaba cerca y escuchaba nuestras bromas, nos miraba y reía, pero no quería volver con nosotros. A veces pienso que creyó que no merecía nuestra amistad, algunos días pienso que quizás sintió que Eduardo lo había reemplazado, cuando estoy triste creo que quizás dejamos de interesarle. Pero mientras escribo esto pienso que eso no es posible; Karla era la chica más bonita y divertida de la galaxia; Eduardo era hilarante y leal; Alicia era muy tierna, protectora y cariñosa; Lui era el alivio cómico, no podías mirarlo sin querer reír; Eliza Cuts era... ella era muy rara, sin embargo, dudo que haya sido la razón de que Gerardo no quiera regresar a nuestro grupo. No sé qué éramos, pero aburridos no.
Esto no terminó allí, ahora tenía que cuidarse de represalias por parte de los primos de Sofía. Sus primos estaban en preparatoria y eran de la clase de chicos con los que nunca querrías tener problemas. Estos sujetos estaban convencidos de la inocencia de su prima, no los culpo, así es la familia, supongo. Que él haya logrado probar su inocencia fue un caso extraordinario, sobre todo en este país donde la gente no suele cuestionar a las presuntas víctimas. Supe que comenzaron a acosarlo, querían intimidarlo, también fue avergonzado en Facebook, publicaban mentiras acerca de él. Publicaron información personal, fue hasta entonces cuando supimos sobre sus padres, su padre estuvo durante todo el proceso legal. Alguien nos dijo que su padre era abogado, pero nunca confirmamos esta información, sigo sin saber a qué se dedica su padre. La madre de Gerardo estaba en un centro psiquiátrico, tenía esquizofrenia, es por eso que nunca la mencionó. Fue un milagro que nuestros compañeros no lo hayan descubierto, eso habría sido su fin.
Solo faltaban tres semanas para nuestra graduación. Hablamos de esto muchas veces, nuestro plan era ir a la misma preparatoria. Nuestro club ahora estaba conformado por: Karla, Alicia, Naomi, Eduardo, Lui y yo, ah y Eliza Cuts, pero ella solo se reunía con nosotros cuando estaba de buen humor. Karla era la única que siempre estuvo presente, Alicia era como esos personajes que solo aparecen en algunos capítulos, solo cuando el guion los requiere. Naomi pertenecía al grupo de los populares, pero siempre fue linda con todos nosotros, estaba con nosotros cuando menos la esperábamos. Eduardo siempre ha sido como mi hermano, él siempre estuvo allí; Karla era mi mejor amiga y mi alma gemela, con ella siempre pude contar, éramos inseparables. Lui seguía intentando ser uno de nosotros, nunca lo consideramos igual de indispensable, pero no nos molestaba su presencia, nos hacía reír mucho y tenía buenos sentimientos. Yo me había vuelto en algo así como el líder, nunca quise serlo, siento que es una gran responsabilidad y uno tiende a volverse odioso o tiránico.
En ese tiempo los padres de Karla se estaban separando, yo tenía curiosidad de saber cómo todo eso estaba afectando a Karla, pero no quería parecer metiche, así que estuve dudando, pensando en cómo preguntar. Una tarde estábamos en mi habitación, yo estaba frente a la computadora, ella estaba recostada en mi cama escuchando mis CDs. Después de un rato decidí arriesgarme y preguntar, le dije: “¿y cómo están tus padres?”, hubo un silencio. Después de unos segundos respondió: “bien, creo”. Después de eso comenzó a llorar, no sabía qué hacer, lo más adecuado habría sido llorar también, pero no lo hice. Me senté a su lado y comencé a acariciar su mano, no dije nada, solo la escuché. Esa tarde estaba lloviendo, en otro día habríamos salido para distraernos, así que aquella vez nos quedamos recostados en mi habitación. Siempre nos alegraba platicar sobre cómo era la vida con Gerardo, decíamos cosas como “¿te acuerdas cuando Gerardo hizo…?” o “¿qué diría Gerardo sobre…?”, eso lograba hacernos sonreír. El resto del día vimos caricaturas y series, comenzó como uno de los momentos más incomodos, pero al final resultó en uno de los momentos más lindos.
No sabíamos qué pasaría, no sabíamos si seguiríamos juntos, si Gerardo se iría a vivir con su padre o se quedaría aquí. Nuestro paso por secundaria estaba terminando, fueron tres años de diversión, confusión, errores y reconciliación. En mi opinión uno encuentra su verdadera identidad en esa época, es por eso que uno debe relacionarse con las personas indicadas porque lo que sucede a esa edad se queda contigo por el resto de tus días. La secundaria terminó y Gerardo se mudó a la capital del país; ya no somos amigos.